Existen personas en algunos pueblos, que presentan características físicas, biológicas, psicológicas que los diferencian de los demás habitantes de dicho poblado, muy especialmente la parte mental, por lo cual estos personajes son populares por dichos rasgos.
Es el caso de muchos orates, o perturbados mentales que deambulan por las calles y carreteras, viviendo su mundo interior de fantasías, ingeniándose situaciones en el cual son protagonistas, que escapan de la custodia de la familia y hacen su vida de un lado a otro de la ciudad.Unos graciosos, otros pacíficos y algunos violentos.
Esta historia se refiere a una persona que habitaba en el centro de Porlamar, al que llamaremos "Don Fulano", para no herir suceptibilidades con sus familiares.
Cuentan que "Don Fulano" fue una persona normal, decente, albañil de profesión que se casó con una señorita perteneciente a una familia muy conocida. Durante sus años de matrimonio, tenía ocasiones en que mostraba una furia tremenda asociada a violencia doméstica. Su esposa, mujer sufrida, trataba de calmar esos ratos que hacían de su vida un infierno. Cuando el señor "Don Fulano"cumplió 40 años, comenzaron a manifestarse estados de alucinaciones casi constantes, por lo cual empeoró la vida familiar.
Mis abuelos eran vecinos de dicho señor, y siempre estaban prestos a socorrer a su esposa cuando éste perdía totalmente la razón.
Un día azaroso, estando sentado Don Fulano en la puerta de su casa con su familia, comenzó a alucinar sobre la conducta de su esposa, saltó de la silla e inmediatamente asió un machete con el cual persiguió a todo el que tuvo la desdicha de cruzarsele en el camino, con lo cual corrió lleno de furia buscando a la señora, ésta al borde del colapso nervioso, trepó la cerca que separaba la casa de ellos de la de mis abuelos, pidiendo auxilio, a lo cual mi abuelo siempre presto la ayudo a esconderse, mientras se oían los gritos furiosos del esposo siguiéndole los pasos. Mi abuelo Mercedes, en ese momento de angustia, decidió enrollar en una estera a la pobre mujer, dejándola recostada de la pared como si nadie la hubiera utilizado en días, y entonces el "loco furioso" pasó corriendo por su lado rumbo hacia la calle. Luego de ese episodio, la señora se vio en la necesidad de llamar a las autoridades, quienes asistieron y encadenaron a Don Fulano a un cepo, en el cual estuvo confinado por algunos meses, mientras, los curiosos acudían en masa a ver al señor, el cual no reconocía a nadie del sector. Luego fue enviado a una casa de reposo de la cual regresó casi curado, cuando su esposa ya había fallecido.
En pueblos como era Porlamar de 50 años atrás, se escondía con mucho celo el familiar que mostrara enfermedades o desordenes mentales bajo siete llaves. Este episodio me lo contó mi tía que lo vivió.