"PLATILLOS VOLADORES" EN MARGARITA. Relato por Flor Patiño de V.

Las historias sobre seres de otros mundos han acaparado la atención de todas las generaciones.

Todos los vecinos mirando la tele

 Lo extra terrestre, la vida en el espacio en épocas pretéritas de mi isla, eran temas que se discutían en las familias, esas noches en que reunida, alrededor de los abuelos, y de un "nuevo" protagonista: un aparatico que mostraba cosas nunca vistas, se escuchaban y veían con interés los hombrecitos verdes o marcianos; cada quien sacaba sus propias conclusiones y, "echaba a volar" su imaginación, sobre todo influenciados por el inicio de la televisión, que a mediados de los años 60, presentaba programas e imágenes, fantásticas o reales, sobre dicho tema. 

En mi casa, mis abuelos compraron el primer televisor de la cuadra, y sobre todo en las noches, agrupaba a una gran cantidad de personas para mirar los programas. Pero el interés era por los extraterrestres sobre todo.

 Series animadas como "El Capitán Marte", "Astroboy", "Perdidos en el espacio", "Dimensión desconocida",entre otras, hacían que las personas no dejaran de mirar el cielo insular, esperando "observar" un avistamiento de otro mundo como lo decían el la televisión.

 El desconocimiento de algunos adelantos tecnológicos, como los satélites artificiales, que casi todos desconociamos, llevaban a situaciones inquietantes entre la población, sobre todo de las cuadras cercanas a donde viviamos.

Ocurría que casi todas las noches, sobre todo oscuras sin luna, las personas admiradas "veían a los luceros correr en el firmamento" y pasaban la voz que era un platillo volador que ubicaban de un extremo a otro del cielo nocturno, casi siempre un satélite que recibía la luz del sol y en desplazamiento de su órbita la reflejaba.

 Por mucho tiempo este era un pasatiempo comunitario, que hacía doler el cuello por la inclinación de la cabeza hacia atrás, pero por ver al "platillo volador" esperado bien valía la pena. El tiempo ha pasado y ya cai nadie mira el cielo ni cuando llueve.

 Cosas ingenuas de la pacífica población que comenzaba a despertar hacia el progreso pero que unian a la comunidad.