LOS NEGROS QUE "NUNCA EXISTIERON".PARTE I. RECOPILACION POR FLOR PATIÑO DE V.

Para los estudiosos de la historia de América, especialmente, de la local, referidas al país y a la región, es de singular importancia conocer el origen del tráfico de "ébano"(esclavo) africano en América. 
 Para entender el futuro es fundamental conocer nuestro pasado, el cual está atado al de todo el continente, desde Alaska hasta la Patagonia.
Este pequeño estudio que les presento, sólo esclarece o trae desde lo oculto de la historia patria, el por qué se dio este fenómeno mercantil durante la etapa de la conquista y colonización del continente. Para esto emplearemos la Revista Vivat Histórica, año IX, desde donde extraeremos, de manera suscinta, algunas consideraciones, dejando abierta la posibilidad para hacer investigaciones, al final les dejaré el enlace para que puedan acceder:
"Durante tres siglos y medio, 10 ó 15 millones de negros africanos fueron trasladados forzosamente a América como esclavos (Klein 25)... ¿Cómo pudo resistir la conciencia cristiana un crimen histórico tan horrible? Lo toleró sin perder por eso el sueño. La conciencia renacentista e ilustrada era mucho menos cristiana que la conciencia medieval".
José María Iraburu 
"Nos oprimen en obrajes y cañaverales, cocales, minas y cárceles en nuestros pueblos... nos recogen como brutos y ensartados nos entregan a las haciendas para laborar... a veces sin nada. Los indios rinden la vida con vómitos de sangre."
José Gabriel Condorcanqui. Tupac Amaru II 
En 1502
El gobierno español da permiso a Nicolás de Ovando (n. 1451 – m. 1511) para que éste comercie esclavos negros del sur de España a La Española (República Dominicana).
"…a pesar de esfuerzos aislados, el porcentaje de mortalidad en la travesía era alto (se ha calculado que en algunos años pasó del 50%) y al llegar los cargamentos humanos al Callao, se producía una inspección oficial y a los que no tenían contrato, se les alineaba en la cubierta para ponerlos a disposición de los interesados; en los periódicos solían aparecer, además, avisos ofreciendo chinos".
Jorge Basadre 
Les debemos el acervo cultural y una idiosincrasia única; por ellos resuena la magia de Perú Negro y la melancolía del yaraví; sus manifestaciones plásticas y coreográficas son el reflejo de un folclor que causa asombro en el mundo entero; a ellos les debemos el ingenio y la picardía criolla y un arte culinario sin cuento. Son gentes de acá y del otro lado del charco, son gente de tantas partes y de tantos colores. A ellos, no importa si vinieron de allá o de aquicito nomás, les debemos nuestra identidad como pueblo, un pueblo multirracial y multisecular que es el resumen de todas las risas y todas las lágrimas y todos los sueños y todas las pasiones y todas las esperanzas y todas las desesperanzas y todos los gritos y todas las canciones y todas las heridas y todos los cielos y todas las tierras y todos los bosques y todas las montañas del Perú profundo. Son gentes de todos los orígenes a los que se sumó la presencia europea, que también dejó su cuota. El establecimiento forzado de unos y el sometimiento del resto de los pobladores de estos reynos del Pirú, tras la Conquista, hizo que estas etnias pasaran a formar parte de un paisaje humano donde ahora no cabe ninguna objeción racista ni consideraciones exclusivistas pues aquí, en el Perú de hoy, si uno no tiene los rasgos de un tipo étnico determinado, tiene el del otro... o ambos o varios a la vez. Por eso se dice no sin razón que el Perú es el país de todas las sangres, pues en este viejo suelo conviven, juntos –y muchas veces revueltos— negros, mulatos, zambos, mestizos, blancos, andinos, orientales, selváticos; etc. No en vano ese gran maestro de nuestras letras, que fue don Ricardo Palma, acuñó en una de sus memorables Tradiciones Peruanas aquella frase indeleble que lo explica todo… en el Perú quien no tiene de inga, tiene de mandinga. De hecho, ésta , más que un recuento histórico, es un sacarse el sombrero por aquellos ingas y mandingas que crearon lo que somos ahora; hombres y mujeres que por causa de su origen y/o color de piel fueron arrebatados de sus pueblos para ser explotados o convertidos en mercadería humana, todo a cambio de poco o nada.
 
Su cruel destino, empero, no fue óbice para que nos dejaran con sus descendientes un legado inmemorial que se escucha en las canciones criollas o se saborea en un sabroso plato típico o se disfruta en el arte pictórico o en un sinfín de manifestaciones culturales; es una herencia que mezcla el aroma de sus tierras lejanas con el misterio de civilizaciones milenarias. Ahora, a los siglos, sus creencias, su filosofía de vida, su amor por la vida, su forma de encarar lo cotidiano, su irresistible creatividad, nos enseñan a ser más humanos. A ellos, pues, sin citar a uno por no omitir a otro, les sobran motivos para el orgullo: su fortaleza espiritual les hizo soportar las pruebas más duras; el negro nunca perdió la sonrisa y el andino jamás dejó de cantarle a sus apus, los señores de sus montañas sagradas. Ellos nos han enseñado una lección de vida que debemos valorar, de una vez por todas: que la humanidad es una sola, no es de ningún color, no es patrimonio de nadie, que ni siquiera la genética puede resistirse al hecho de que el colorinche de mis poros tenga algo que ver con esos ridículos prejuicios y estereotipos tejidos alrededor de unos prójimos cuyos marrones o negros no se los pintaron ellos.
 
Ésta es, pues, una modesta cronología, diseñada y adaptada en base a datos encontrados en diversas fuentes, que pretende mostrar su rostro humano inmenso y la dimensión histórica y trágica que alcanzó, en nuestro país, la esclavitud y la explotación del hombre por sus semejantes. Los angoleños del África y los mitayos andinos y los coolies chinos de Macao –tres pueblos y un destino casi común— nos cuentan ahora el drama que ellos no buscaron. Nos cuentan como llegaron a este país de desconciertos, cómo tuvieron que someterse a unos conquistadores, cómo lloraron y cómo rieron y cómo nacieron y cómo murieron y cómo lucharon… y cómo nos enseñaron a amar la libertad. Ellos están aquí, y nos hablan…
El investigador canario José Luís Gómez explica que la entrada de los países europeos en la trata de esclavos africanos en el siglo XV inicia una nueva etapa, cenagosa, como señala Castelar, en la devastación de África, en la creación de prejuicios raciales, en la deshumanización y conversión del ser humano en mercancía. 
1444
 
José Luís Gómez relata que en ese año, una expedición portuguesa al mando de Lanzarote de Freitas llega a Portugal con un cargamento de 235 esclavos. Se inicia así la etapa "moderna" de la comercialización (trata) de esclavos negros en la Península Ibérica y pronto en América.
 
De paso, Gómez señala que tres años antes (1441), Antam Gonçalvez capturó 12 esclavos negros y los trajo a Lisboa como regalo para el príncipe Enrique el Navegante. El comercio de esclavos aumentó con rapidez como método de financiación de las expediciones. En 1441 se funda la Compañía de Lagos y luego la Compañía de Arguim; ambas compañías controlan a partir de 1448 el comercio de esclavos (Peralta). Martínez Montiel nos señala que ya en el siglo XV se embarcaban "anualmente en la costa occidental africana 3.500 esclavos." 
1492
 
El del timón. Se dice que el primer negro que llegó "oficialmente" a América fue Pietro Alonso, piloto de la Carabela La Niña, una de las tres naves con las que Cristóbal Colón llegó a la isla de Guanahani el 12 de octubre de aquel año.
 
 
 
1494
 
7 de junio. Debido a las disputas entre España y Portugal sobre los derechos que cada uno de estos reinos se atribuía sobre las tierras y mares descubiertos, se firma el Tratado de Tordesillas, que establece una línea divisoria –que dividió el mundo en dos hemisferios— entre ambos países para sus exploraciones de ultramar, este acuerdo impone también límites que impedirán durante los primeros siglos de la Colonia el comercio directo de esclavos desde las costas de África
1.502
 Se introducen los primeros esclavos negros en las islas del Caribe. Como explica José Luís Gómez, primero se autorizó en La Española (República Dominicana) y en 1530 la trata ya se había institucionalizado en todo el Caribe.

Enlace: www2.uah.es

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