De Caracas llegó un día al Grupo Zulia, una dama muy elegante llamada
Iris Millán de Mendoza, a hacerse cargo de la dirección del plantel.
Como toda persona venida de la
capital, trajo ideas progresistas para el trabajo administrativo y docente, un
estilo muy particular de gerenciar al personal.
La señora iris comienza su trabajo dando una nueva cara al Grupo Zulia. En
primer lugar, retoma el rol especial de ser docente en un colegio público,
igualmente comenzó por "democratizar" el trabajo de todos los
entes involucrados en el recinto escolar, pues se había acostumbrado, por
tradición en la institución, que el director hacia prácticamente todo el
trabajo. Ella comienza por delegar en el personal de subdirectores, que eran
siete( Sra. Nelly Cortez de Valery, Danny Mariño, José Francisco Rodríguez,
Migdalia Rojas, Mercedes Palma de Duran,Orellys Salazar, Celina Alfonzo de Rivero)
las funciones para las cuales fueron nombradas, siempre bajo su orientación y supervisión,
durante su ejercicio como directora el Grupo Zulia funcionaba como una institución
de prestigio docente reconocido nacionalmente. Su personal aumento y la demanda de matrícula,
para la escuela, subió como la espuma. Todos querían sus hijos en el Grupo Zulia
y, llegamos a tener, 3.000 alumnos repartidos en 78 secciones en dos turnos. La
gran familia Grupo Zulia comenzó a destacar dentro del distrito
escolar en la elaboración de proyectos pedagógicos de aula y, en todas
las actividades culturales, folclóricas y deportivas organizadas por la zona educativa.
Su puntualidad era única: llegaba al plantel a las 5.30 am y se marchaba
a su casa a las 7:00 pm, sin inmutarse, ni
salirle un cabello de su elaborado peinado. La señora Iris era única en
su estilo, tenía el roce social necesario para codearse con algunas personas importantes
de la ciudad y, también, el ángel necesario para la más humilde de las personas
de la comunidad escolar.
Durante ese entonces, comencé a laborar más cerca de ella, primero desde
la coordinación del promotor pedagógico y, luego, como subdirectora académica hasta su jubilación.
Cada día en su compañía era de aprendizaje constante, su lema era
"prohibido enfermarse" y lo cumplió con el 100% de asistencia al
plantel durante los 16 años que estuvo al frente de su institución. Su fuerza
interior y, su buen humor, le ayudaban a sobrellevar el stress de la jornada
diaria. Siempre recuerdo sus consejos a los docentes: “Vístanse de maestros! no
pierdan su imagen. Miren que a todo llaman docente o licenciado ahora!!!”
Oh!! Mi mente recuerda tantas cosas de ella, con errores, con virtudes
pero siempre estaba allí, para quien la necesitara. Hace un año, estando en su
despacho, le llegó una comunicación donde, de un solo plumazo, le informaban
que la habían jubilado sin solicitarlo. Y ella me miro y me pregunto: y que
haré en mi casa? si he trabajado fuera de ella toda mi vida? . Le dije: Sra. Iris llegó el momento de marcharnos y dar espacio a otros para que gerencien la
institución.
Por eso, hoy la recuerdo con cariño, por su entereza y voluntad de
trabajo. 44 años de servicio ininterrumpido y, como nos pasa a todos los
docentes jubilados, a veces nadie se acuerda que dimos nuestra juventud en pro
de la niñez de este país.
Sra Iris mis respetos. Un abrazo para usted desde mi blog.
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