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LA BIBLIOTECA DE VIRGILIO. Por Flor Patiño de V

Novelas. 

Imagínense cuántas han llegado a mis manos desde que tenía 12 años y conseguí, dentro de una inmensa maleta de mi tia Fina, cientos de novelas de Corin Tellado, Caridad Bravo Adam y muchísimos autores más, que ella coleccionaba.
Novelas de bolsillo. Sencillas. Sin párrafos que sonrojaran al lector.
Puro y simple amor platónico. Romance. sueños, ilusión quizás.
Esa primera novela, me llevó casi un mes leerla porque no tenía la habilidad lectora suficiente, pero me inspiró para aventurarme a cualquier otro género, que cayera en mis manos, llevándome a tomar, por asalto, la biblioteca que tenía Virgilio Velásquez tenía en su casa, con infinidades de enciclopedias, tratados de historia, cuentos venezolanos, escritores margariteños, de todo. Esa gran biblioteca tenía cinco anaqueles ful de libros que él adquiría cuando iba a trabajar en la radio, siempre decía: "Un buen locutor tenía que saber de cultura general, literatura, actualidad para poder llevar un buen mensaje al oyente de su programa".
Me acuerdo que mis favoritas eran: La familia del barrio Chino, Arlequín, No serás un extraño, La trepadora,Cumbres Borrascosas, Casas Muertas, entre otras. En esa biblioteca me enamoré de la Historia y la Geografía.Incluso podías encontrar cualquier texto académico que necesitaras para una investigación.O una novela de Marcial La Fuente Estefanía sobre vaqueros e indios, o de guerra, FBI, Silver Kane...

Me gustaba tanto hojear las enciclopedias, Virgilio era un hombre muy culto, con hábitos lectores que no abandonó nunca incluso cuando ya no podía ver y su esposa le leía las páginas del periódico día a día.
Ahora, los jóvenes se confían tanto en lo que obtienen en internet que muchas veces no son informaciones válidas sino cualquier documento sin cota o apunte bibliográfico y han abandonado las bibliotecas públicas que están llenas de interesante información a través de las páginas de un buen libro..
Hoy, aún con limitaciones compro algún libro que me llame mucho la atención y los disfruto al máximo.
En cuanto a las novelas románticas que siempre me han fascinado ahora incluso me pagan por leerlas y traducirlas.

LA VENDEDORA DE DULCES DE MI INFANCIA. RELATO POR FLOR PATIÑO DE V.

Harina, azúcar, mantequilla, mezcla de ciertos elementos, creaciones de ingenio del pueblo, transformación de la realidad diaria. Un pan dulce, de leche, un saboyano, ricuras del pueblo insular.
 En nuestra mente permanecen dormidos recuerdos significativos de la infancia.

En los años 70, apenas terminaba la primaria en el Grupo "Zulia", mi familia se mudó definitivamente de su vieja casa matriarcal de la Calle Guilarte, detrás del Colegio de las Monjas de Porlamar al antiguo conuco de Marcelo Alfonzo, mi tatarabuelo. Nos fuimos a un cercano lugar llamado Conejeros.
En esa época, las calles eran cortas, de tierra al final de las mismas, circundadas sólo por un viejo camión cisterna camino a su hogar, donde crecía la hierba a la luz de los postes de luz, amamantadas por el agua de pequeñas pozas que se hacían en el lugar.
Acostumbrarnos a este nuevo hogar, fue muy fácil, más espacio para cada familia, para correr y jugar con los primos. Conocer y compartir con nuevos vecinos. Y tener un dulce encuentro al atardecer de cada día.

Como a casi todo niño, me gustó el dulce, sobre todo el que hacía mi abuela, pero me aficioné a comer un estupendo dulce, esponjoso y apetitoso, cubierto de glaseado de limón que cada tarde vendía una simpática señora vecina del sector.
Esta señora tenía una silueta de dama gentil y voz baja,era amable y cordial, conversaba con mi mamá mientras ésta le compraba sus apetitosos manjares; a eso de las 4 de tarde, con una gran cesta cuadrada,con muchas golosinas que me fascinaba mirar, mis ojos se deleitaban queriendo escoger el mejor, presentados con mucha elegancia como en cualquier panadería, siempre impecables, cubiertos por un mandil a cuadros verdes y blancos que me hacían engrandecer los ojos queriendo tomarlos todos. Cada dulce costaba 5 bolívares, y eran hechos por la señora, cuyo nombre no pude recordar para esta crónica, sólo recuerdo que venía de las últimas casas ubicadas en el sector y con eso se ayudaba para mantener a su familia
. Siempre esperaba esa hora de la tarde parada en el porche de la casa vigilando el paso cansino de la vendedora de delicias y de sueños.
Hoy, al hacer una torta ha venido esa imagen imperecedera de la cesta tejida repleta de dulces cuyo sabor aún siento después de tanto tiempo.

EL JUEGO DE LAS COMADRES EN PORLAMAR. RELATO POR FLOR PATIÑO DE V.

Durante el mes de diciembre se realizaban en el Porlamar viejo, es decir, de los años 40,50, muchas tradiciones festivas apegadas a la celebración del nacimiento del Niño Jesús,o el año nuevo, una de ellas era el Juego de las Comadres
postal de un compadre para mi tía Josefina Alfonzo.
Cuentan los adultos mayores que, este juego se efectuaba entre los vecinos del sector en el cual convivían, donde las mujeres, el día de año nuevo (1° de enero) enviaban a los hombres, que libremente elegían para ser sus compadres, postales y tarjetas con mensajes de amistad.
Las comadres mandaban al compadre una linda postal o tarjeta impresa, colocada sobre un plato de loza, tapada con un pañito muy elaborado, el cual podía ser tejido, o bordado, que un niño de la familia o de la comunidad llevaba hasta el compadre elegido, y, donde éste le daba una propina, o como decían ellas,un "pie", de una moneda de 0,25 céntimos o de cualquier denominación, luego de hacer la entrega.
postal de la colección de mi tía Fina
 El hombre o compadre de tarjeta, esperaba hasta el día 2 de febrero, día de la Virgen la Candelaria para devolver a su comadre un obsequio por haberlo elegido como compadre ese año, este  regalo, generalmente consistía en un corte de tela muy fina, juegos de vajilla, copas de cristal, o una gallina, la mejor que pudieran encontrar, arreglada con un gran lazo rojo en sus patas, dependiendo de su condición económica, luego del cual se trataban como si en verdad el vínculo afectivo existiera en realidad. Todavía mi mamá y mis tías, conversan con sus compadres y comadres de tarjeta que aún viven,no importando la distancia o lugar del país donde se encuentren.
Recordar bonitas experiencias como éstas nos hacen crecer como pueblo.

MI PRIMERA NOVELA: "LA HISPANIOLA". POR FLOR PATIÑO DE V.

Este año quise probar escribir relatos más largos y, terminé escribiendo una mini novela, basada en hechos históricos del auge de las perlas en Nueva Cádiz de Cubagua,  le di forma a "LA HISPANIOLA", una joven mujer aguerrida, capaz de sortear cualquier situación, por difícil que ésta fuera; tardé un año en culminarla y pienso que la disfrutarán si gustan de los temas históricos sobre la colonización del territorio americano, pues tuve que investigar mucho para poder tratar el tema con propiedad. Si siguen el enlace que aparece aquí: Mi Primera Novela: La Hispaniola,  podrán tener el privilegio de leerla, ah! espero sus comentarios, gracias.

EL ÁRBOL CENTENARIO DE CONEJEROS. Pequeña historia por Flor Patiño de Velásquez

Quebrahacho de Conejeros.
Durante muchisimo tiempo, en el conuco de mis antepasados en Conejeros, ha estado este árbol.
 Al principio, Marcelo Alfonzo, abuelo de mi abuelo, por allá, finales de la década de 1.860, construyó una pequeña vivienda de bahareque justo en el centro de su propiedad junto a su sombra. 
Desde allí,sentado en un banco de piedra, observaba sus sembradíos consistentes en: yuca, frijol, ciruelas, y muchos otros productos con los cuales alimentaba a su familia.
 En este quebrahacho amarraba sus animales, y descansaba bajo su sombra en los días de calor. 
Marcelo Alfonzo tuvo una hija llamada Juana Irene, quien casó con el joven Domingo Salazar,quien era buzo pescador de perlas, de cuya unión nacieron: Marcelino, Juana Irene, Mercedes (mi abuelo). Ellos heredaron el conuco y lo dividieron en partes iguales, que luego cedieron a sus hijos, sin embargo, pensando en el futuro, dejaron el sitio donde estaba este árbol como una vereda, para preservar su vida, con el tiempo, después de mas de cien años, se elevó la vereda a calle y fue asfaltada, pero siempre se respetó el quebrahacho. 
Por esta temporada, pierde sus hojas y muestra su viejo tronco gris, pero al recibir las primeras gotas de lluvia, vuelve a reverdecer y mostrarse joven.
Desde que visitaba este conuco en mi infancia, he podido observarlo como siempre con sus ramas extendidas, cobijando a quien lo necesite para descansar del calor del sol luego de la faena diaria.
Sin duda este árbol es un patrimonio de mi ciudad y de mi familia, esperamos conservarlo por muchos años, para que dè su sombra a las nuevas generaciones.

LAS CHULINGAS MENSAJERAS. RELATO POR FLOR PATIÑO DE V.

Las aves, con sus cantos primorosos animan las mañanas de mi isla Margarita.
A pesar de las modificaciones al paisaje geográfico, cientos de pájaros "ñeros" se aglomeran en los altos copos de los arboles al amanecer de un nuevo día.
Es el caso de algunas de estas aves cantoras que, durante el día, alzan su melodioso lenguaje en las matas del que fue conuco de Marcelo Alfonzo, actualmente mi hogar. 
Con sus trinos, hay una pequeña ave que se distingue: La Chulinga, con nombre guaiquerí, o conocida en otras regiones como Paraulata.
Contaba mi abuela María Cantalicia, que durante su juventud, el destino de muchos margariteños ausentes de su terruño, estaba unido al canto de estas avecitas tan parlanchinas, pues, creían los viejos, que ellas traían noticias sobre los que estaban lejos.
Es el caso de mi bisabuela Matilde Salazar, quien tuvo entre su prole a un único hijo varón, que, desde que pudo trabajar, tomó las maletas para buscar futuro en otras tierras, como pasó con tantos margariteños al inicio del siglo XX
 Mi bisabuela, soñaba con el regreso de su hijo al hogar y, cada día, al amanecer, observaba a una chulinga apostarse cerca de la mata más próxima al patio de  su casa, allá  cerca del colegio de la monjas en el viejo Porlamar, para "parlotear" en su lenguaje de trinos melodiosos:
- AH! Chulinga!! - le decía, como si el ave pudiera entenderla-...¿me va a escribir mi hijo Victor?- preguntaba al avecilla.
 Esta le contestaba, según mi bisabuela, dándole ánimos para la espera, y, casualidades de la vida, durante algunos días más llegaba carta del hijo ausente.Por esta razón, fue extendiéndose la creencia entre los pobladores antiguos de esta isla, la fama de la chulinga como ave mensajera.
Hoy al escuchar su canto,me trajo estos recuerdos sobre la familia de antaño y sus ingenuas creencia que son nuestra idiosincrasia como pueblo margariteño.

MISA DE AGUINALDO EN 1950. Relato por FPDV

En mi tierra margariteña era costumbre celebrar las misas de aguinaldo en la madrugada, por lo cual los habitantes de Porlamar hacian sus grupos para asistir, mi familia no profesa la religiòn catòlica, pero participaba con  ellos, no tanto a la iglesia, sino a las actividades que se realizaban antes y despuès de ellas.
 Cuenta mi mamà y mi tia que asistìan con un grupo de amigas y amigos y a eso de las 4 de la mañana, salìan de sus casas a encontrarse en la Plaza Bolìvar, en donde cada uno aparecìa con sus patines, de cuatro ruedas,los cuales amarraban a los tobillos con una cinta de cuero, sus abrigos por el friito, el cafecito caliente o el chocolatico, y por supuesto, no podìan faltar los parranderos que les acompañaban a dar la vuelta a la plaza, tomados del brazo cantando aguinaldos. En ese tiempo las personas se alegraban infinitamente y esperaban con ansias la llegada del mes de diciembre.Hoy, por la inseguridad presente se han cambiado las misas de aguinaldo para las horas de la tarde o en la noche.

EL CARBON VEGETAL. PARTE II. POR FLOR PATIÑO DE VELASQUEZ

Continuamos con nuestro relato del procedimiento para obtener carbòn vegetal para fuentes de energìa en las primeras dècadas del siglo XX.
Quizàs para muchos esta forma de obtener energìa es obsoleta, por el uso de los derivados del petròleo y los hidrocarburos o el uso del agua para obetener energìa electrica o el uso del viento para la energìa eòlica, pero el carbòn hasta el inicio del siglo pasado era la gran fuente de enregìa para la industria.
Luego de todo el procedimiento que hacìa la familia con el horno de carbòn, venìa la parte de comercializaciòn del producto obtenido. Y He aquì lo màs difìcil..!, puesto que trasladar dicho producto desde San Antonio hasta Porlamar era màs complicado, motivado a lo escaso del transporte, por lo cual, las mujeres eran las encargadas de este proceso.
Pero...còmo lo hacìan..?....Oh! justo debìan llevarlo en grandes maras (cestas)donde colocaban los sacos llenos de carbòn el cual trasladaban a pie, por los caminos y veredas que conducìan fuera del pueblo, primero, y luego hasta la ciudad, caminando unos cuantos kilòmetros, por lo cual salìan desde las 4 de la mañana, para llegar hasta un lugar llamado "el alto de Ñomito", una pequeña quebrada donde corrìa el riachuelo,  justo a la mitad del trayecto donde buscaban un àrbol con ramas gruesas, del mismo alto de la persona que cargaba el carbòn,para colocar la carga, asì no hacìan esfuerzo extra para subirlo de nuevo,para poder descansar un rato y comer algo de desayuno, el cual consistìa en un pedazo de chaco (batata) sancochado y un pedacito de papelòn.
Luego de este pequeño descanso, se colocaban debajo de la rama que sostenia la mara con el carbòn,lo colocaban sobre su cabeza y partìan hasta llegar a Porlamar.
Por todo este esfuerzo recibìan un (1) bolìvar de parte del dueño del carbòn, el cual tambièn obtenia 1 Bs por su trabajo.
Duros tiempos durante los cuales las personas valoraban mucho la amistad y el intercambio social, de ahì provenìan las bases de valores de la convivencia familiar.
Durante el camino las mujeres intercambiaban impresiones sobre cualquier tema familiar, asì no pensaban en lo largo del recorrido, muchas hacìan conjeturas sobre lo que comprarìan con el bolìvar que se ganarìan por el viaje...
Recuerdos para quienes trabajaron para sostener a sus familias.

¿CÒMO SE HACIA EL CARBÒN VEGETAL EN MARGARITA?. Parte I Recopilaciòn de FLOR PATIÑO DE VELASQUEZ.

Tradición oral...!, ¡què fundamental para quienes como Yo gustamos de urgar en el pasado de nuestra isla venezolana!. 
Principalmente acuño con amor, los relatos que me hacen mis familiares mayores, cuya vida se desarrolló durante esas primeras décadas del siglo XX.
Mi papá adoptivo, José Valdiviezo (86) , mi mamá Evangelia Alfonzo de Patiño(87), mi tía y madre adoptiva María Margarita(79), poseen una memoria prodijiosa para relatar, con mucho detalle, acerca de hechos desconocidos para los más jóvenes y que me inspiran para contárselos aquí en esta página
Una de esas  historias es ésta sobre el carbón vegetal.
Sin duda que has hecho una parrilla y, por supuesto, has tenido que comprar carbón para cocinar el pollo o la carne! Pero ¿te has preguntado alguna vez cuál es el proceso para ese elemento que compras envasado?. Creo que no!!.porque yo tampoco lo sabía!! y no es que pones un haz de leña y le pegas candela, no señor!, es algo mucho más elaborado que les narraré, según ese especialista llamado José Valdiviezo, pues su juventud giró en trabajar ese rubro para poder subsistir en esta hermosa isla del Caribe venezolano.
Su relato me hace viajar a la década de los años 30, cuando los medios modernos para cocer los alimentos eran casi impensables.
....." Tenía casi 11 años cuando comencé a trabajar fuerte en el conuco o el monte de San Antonio, un cacerìo ubicada a varios Km de Porlamar, la ciudad con mayor nùmero de habitantes en Margarita, así que mi trabajo consistía en utilizar los recursos ambientales que me rodeaban, con mi machete y mi cabulla (mecate) me marchaba a buscar la leña para hacer carbón para las familias.
Desde las 4:30 de la mañana comenzaba a apilar los haz de leña, amarrandolo con la cabulla, y poder traerlos desde el cerro hasta la pequeña casa de bahareque, desde donde mi mamá y hermanas ayudaban en los quehaceres como cuidar los animales y sembrar pequeños cultivos.
A eso de las 11 de la mañana, preparaba al final del patio, el lugar necesario para hacer el carbón. 
Esta técnica consistía en hacer una zanja de medio metro de hondo por tres metros de largo aproximadamente, en la cual se colocaban dos baras o listones de madera seca del largo de la zanja y, sobre éstos, se procedía a colocar los pedazos de leña en forma horizontal a lo largo de la zanja, luego de colocar  toda la  leña, se procedía a tapar dicha zanja con pedazos de zinc o cualquier elemento que no se desintegrara con las altas temperaturas alcanzadas en el proceso, y hojas secas de árboles como el tamuto, el roble, dejándole una abertura por cada extremo, una para introducir el fuego y otra para que pudiera "respirar" el producto que se hacìa (carbón). 
Para comenzar a ponerle fuego, tomaba un cardón seco, lo colocaba  por una de las aberturas pegándole fuego, asegurándome que éste transmitiera el calor a la leña apilada dentro, procediendo luego a tapar la abertura, dejando soló la otra para expulsar el calor, ésto se dejaba toda la noche, y desde la casa se podía observar el paso del fuego desde el inicio hasta el final, ya que al fuego consumir la leña la tapa se iba hundiendo ,y así, se podía controlar el rumbo del proceso. 
Se vigilaba para evitar que cualquier hueco en la tapa dejara entrar el aire (oxpigeno) y así se dañara dicho producto y en vez de carbón se obtuvieran cenizas, por lo cual debía taparse cualquier ranura en la tapa del horno.
Una vez consumida toda la leña,la dejaba reposar hasta enfriar, para luego poder envasar el producto en un saco de pita y poder llevarlo hasta la ciudad...!"......

LOS ENCAPOTADOS DE PORLAMAR. Relato por Flor Patiño de Velàsquez.

        De la tradición oral he extraído este pequeño relato basado en hechos reales. 


LOS ENCAPOTADOS DE PORLAMAR
      Cuentan los mayores de mi familia que, por la década de los 40 del siglo pasado, apareció, como una moda, el que algunos hombres conocidos de la comunidad, se disfrazaran para que no pudieran reconocerlo los vecinos y familiares cuando venìan de visitar a sus amantes. Por llevar su figura toda cubierta con un paño largo o sábana, o capote se les llamò "encapotados".
       Contaba mi madre, que estos hombres enamoraban a mujeres casadas y esperaban altas horas de la noche para ir a visitarlas, los días que el marido salia a trabajar o se quedaba en alguna fiesta.
       Entonces el "encapotado" saltaba la empalizada que dividìa las casas y corrìa hasta los brazos de la amada infiel. 
       Muchas personas lo veìan "salir" pero guardaban el secreto de su identidad, solo decían: "anoche, a eso de las 2 de la mañana corrió un "encapotado" por el fondo de fulano de tal"... Este comentario se expandía en la pila de agua donde, día a día, iban las mujeres a buscar el agua, entre ellas, la amada del "encapotado", la cual, repetía el chisme como si no tuviera nada que ver con ella.
       Cuando alguna dama de la comunidad se iba a vivir con el novio decían que en la noche el "encapotado" se había llevado a fulana..
        Como todo lo pasado y motivado a la gran inseguridad que durante los posteriores años ha ido en ascenso desaparecieron los "encapotados" de Porlamar, no fuera que un loco armado por allì le diera un tiro por estar disfrazado sin ser carnaval.

CONOCE A MARGARITA LA ISLA EN EL CARIBE

Hola, hoy quiero hacerles una invitación especial a visitar nuestra isla de Margarita, en el caribe venezolano Disfruta de su música, costum...